Vivo entre dos mundos, entre dos ciudades, es el
ying/yang. Es bueno apoyar a la profesión y es bueno criticar algunas cosas. Creo
que no todo debe de salir a luz publica, ni las opiniones personales. Vean el
siguiente video y opinen si todo lo que se dice es correcto.
Tacones y salud. El todo depende. Uy,uyLos interés de los transportistas franceses, que son los que dominan el mercado marroquí, se los que están detrás de la puñalada trapera a la agricultura española, que es miembro de la CEE. El pleno del Parlamento Europeo ha dado luz verde al nuevo acuerdo agrícola con Marruecos que permitirá una mayor entrada en el mercado comunitario de tomate marroquí. Los agricultores españoles critican el acuerdo porque creen que Rabat no respeta las reglas de precios y contingentes del convenio en vigor y los eurodiputados españoles de los distintos grupos anunciaron que votarían en contra."Pone en peligro 450.000 trabajos en España" y es "un mazazo" a las 250.000 explotaciones agrarias a nivel nacional, según la organización agraria COAG.
Cuando no hay dinero, parece que no hay indicación quirúrgica.
Esta foto que pongo es de una paciente que presenta hallux valgus acentuado con
dolor y queratosis en el mismo hallux, pero que no tiene indicación quirúrgica según
le cuenta en el sistema andaluz de salud publica. Hubo una época que todo era operable.
20 Claves para
reconocer un Médico Imbécil….
Es imposible huir de ellos. Nos rodean. Establecen las
reglas del juego y nos obligan a jugarlo. Si la moneda sale cara: ganan ellos,
y si sale cruz: nosotros perdemos. Tienen, en el lugar del corazón, su propio
ombligo. Sonríen felices como conejos, sólo porque son idiotas como lagartos.
Van 20 claves. Pero hay más, muchas más. Casi todas ellas
las he identificado en mí mismo en algún momento de mi vida. He superado unas
pocas, pero el resto me vuelven a crecer como una hierba empecinada que se
resiste a morir. Ustedes ya saben, ese imbécil también soy yo.
1. Supone que su condición de
médico lo habilita para opinar con impunidad de todo cuanto se le ponga
delante.
2. Considera que sus
explicaciones respecto de los acontecimientos de la vida de las personas son:
suficientes, únicas, verdaderas.
3. Convierte a todo diagnóstico
en un juicio moral, distribuye culpabilidades y aplica sanciones. Su práctica
es policial y él se siente un gendarme de la “vida correcta”.
4. Piensa que los modos de
existencia de las personas obedecen a decisiones racionales y
voluntarias.
5. No educa ni hace
sugerencias, ¡da órdenes! Y acusa a quienes no las cumplen por su debilidad de
carácter o su escasa inteligencia para comprender sus razones autoevidentes.
6. Se siente autorizado a dar
consejos sobre la vida privada de las personas, especialmente cuando nadie se
los pide. Sus temas preferidos son: las relaciones personales, la conducta
sexual, los valores, incluso cuando es evidente que carece de la más mínima
aptitud para hacerlo.
7. Cree que acumular
información es garantía de “conocimiento”. Que la mera suma de datos
produce el “significado”.
8. No establece diferencias
entre la epidemiología y la clínica, entre las poblaciones y los individuos.
9. Considera que las
“probabilidades” son “hechos”.
10. Considera que el ejercicio de la
medicina consiste en la aplicación automática de un conjunto –bastante
limitado- de algoritmos y cursos de acción.
11. Reconoce la existencia del error, pero
sólo en los demás.
12. Comprende el significado de la
“incertidumbre clínica”, pero jamás la ha sentido personalmente.
13. Tipifica a todas las emociones y
sentimientos como síntomas y actúa en consecuencia.
14. Piensa que enseñar es exhibir lo que
conoce como un tesoro al que sólo él tiene acceso.
15. Cree que el reconocimiento no proviene
de las personas sino de los journals.
16. Piensa que los más jóvenes son
tan ignorantes que no pueden reconocer sus méritos por lo que no se le acercan.
Jamás se le ha ocurrido pensar que, precisamente porque reconocen sus
atributos, es que huyen de él como de la peste.
17. Siempre encuentra escenarios donde
exhibirse. Supone –¡está convencido de ello!- que los demás quieren saber de él
y conocer el repertorio completo de sus merecimientos.
18. Convierte todo lo que toca en
instrumento para su promoción personal. Sus actos son mercancías y sus únicas
recompensas “utilidades”.
19. Busca la fama, la exhibición y el dinero
porque supone que los merece. Ignora la solidaridad, la gratitud y la
austeridad porque no imagina para que sirven.
20. Circula satisfecho y feliz con su
producto –que es él mismo- pero sólo porque su propia vulgaridad le impide
advertir el bochornoso espectáculo que representa.
Interesante artículo, querido Lorenzo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Antonio Capel por tu comentario.
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