Hace dos días pude comprobar dos cosas: la 1ª que el tamaño de le incisión de una operación de cirugía de antepié no interfiere en el resultado y 2ª que los resultados quirúrgicos de la cirugía de antepié nada tiene que ver que lo haga un podólogo o un cirujano ortopédico. La imagen que muestro primero fue una cirugía hecha por un cirujano ortopédico dos veces en el mismo pie, y la segunda imagen es de ambos antepiés hecha por un podólogo por dos veces. Los dos casos consultan la misma tarde, uno de tras del otro. Casualidad. Aquí, ni se salva los autores, ni el tamaño de la incisión. En ambos casos se hicieron por cirugía abierta. Qué le vamos hacer. Ahí lo dejo.
Por otro lado recibo un mensaje de una compañera nuestra que quiere venir a que le enseñe a operar onicocriptosis. Ella, dice que son tres cursos monográficos que ha realizado, sobre cirugía ungueal, pero que todavía no se atreve hacer la operación. Se me cae los “palos del sombrao”, oír a una compañera nuestra (que no es la primera/o, que me llega) que se encuentra en esta situación. Creo que son demasiadas veces ocurre estos hechos. Para mi lo que necesitan es “la suelta”, es decir, hacer una primera intervención en presencia de un colega con experiencia. Eso seria lo bueno. Falta una residencia quirúrgica, en las clínicas podológicas universitarias, con pacientes.
Mientras, florecen cursos y seminarios, e incluso estudios de investigación sobre los problemas de espalda en el podólogo. Puede que sea de utilidad para futuros cursos de posturologia y su tratamiento. La higiene y profilaxis en el trabajo nos viene bien a todos, pero sin duda los factores genéticos cobran una especial relevancia en cualquier patología. Digo esto porque después de 29 años de profesión jamás me he tenido molestias de espalda. En fin hay que inventarse algo para vivir. Trabajar menos o cambiar de profesión.
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