Gracias a mi amigo Miguel Ángel, que viene a descansar a Andalucía, voy conociendo playas que por mi decisión nunca hubiese ido. Pero es suficiente que este cerca un amigo y vaya a pasar un fin de semana con el y su familia. Este año, fue en la misma frontera de España con Portugal, donde esta Ayamonte y a pocos kilómetros hay unas playa maravillosas en Isla Canela. Buen pescado y a marisco, un mar de aguas frías y como no, aprendiendo de nuestras experiencias podológicas. No vayan a creer que no, por estar de vacaciones, del mismo modo, se producen intercambios de conocimientos.
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Hay varias cosas que me provoca desaliento. La pasividad de los podólogos y la poca o nula gestión de algunos de nuestros representantes. La opinión de la vecina envidiosa, de una de tus pacientes intervenidas y el operar en época de calor. De las tres, tan solo puedo intervenir en dejar de operar en verano, pero es un lujo que no nos podemos permitir, al menos yo, en esta fase de nuestra historia con la cirugía podológica. Es realidad, hay una incursión de traumas en la cirugía del pie y hay que entenderlo por la demanda de la sociedad. Los pacientes a donde van, pues al seguro –sanidad publica-, con que nos quedamos, si no entramos en la sanidad publica, con los pacientes con mas parné, con los que se han enterado que no tienen buenos resultados y con los familiares y conocidos (vecina no envidiosa) que vienen encomendadas. Y poco más.
Se produce más muertes por accidentes cardiovascular en España en estos días, que muertes (7) por la gripe A. Sin embargo la difusión mediática de esta última es enorme. Y el pavor del personal, tremendo. Mal otoño tendremos, la gripe estacional, la gripe H1N1 y recobrar el pacto social. De la prescripción Podológica no se si tendremos algo mas concreto en otoño, a no se que nos sorprenda Virginia en el 40 Congreso Nacional de Podología de Barcelona. Haber si por fin recetamos, como esta receta de una ginecóloga.
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